El Encargo




Foto: Låt den rätte komma in (Déjame entrar, Suecia, 2008)




Este microrrelato participó en Las Palabras Encriptadas de Calados hasta los versos.


En mano firme, la afilada hoja refulgió su plata bajo aquel sol de justicia, antes de calar en profundidad el palpitante cuello de la víctima; justo hasta su empuñadura. El cuerpo malherido, colgando cabeza abajo de la rama de un árbol, comenzó a convulsionar anárquicamente mientras la sangre fluía a borbotones de la degollada garganta; como un vivo aspersor de muerte. En mitad de la nada, el muchacho retrocedió unos pasos hacia atrás, y dejó caer el arma al suelo. Allí, sin apartar la vista del cadáver, fue a tragarse su propio vómito.

Hubiese sido más piadoso apuñalar directamente el corazón; y lo sabía. Pero todo el clan miraba, y tenía que obedecer las órdenes: el patriarca no quería que nada fallase en su bautismo de fuego, aquella tarde de noviembre que inauguró la primera matanza del cerdo del año.