
No puedo intuir vuestras razones, pero sí que me reconozco a mí mismo sentado delante de una hoja en blanco, siempre, desde que tengo uso de razón. No sé si fue algo innato, pero seguro que sí inevitable. A pesar de que ahora soy consciente de haber antepuesto esta irrenunciable necesidad, en muchos momentos de mi vida, a otras de igual o mayor importancia. Lo justo sería arrepentirme, pero ni siquiera siento no hacerlo. La Literatura me ha permitido ir acumulando miles de vivencias propias, y muchas otras compartidas; vivencias que jamás hubiesen perdurado en mí de ninguna otra manera.
A lo largo de todos estos años he intentado bucear por el relato breve, el ensayo, la poesía, el cuento, el teatro corto... Incluso ahora, desde hace unos dos años, intento desarrollar una novela en la que sé que acabará aflorando, sin premeditación alguna, lo más intimo de mí mismo. Espero terminar de parirla definitivamente algún día para ofrecérosla en este blog. Pero ya sabéis que los alumbramientos de primeriza son a veces largos y complicados, aunque a la larga resulten partos de montes.
¿El por qué de un blog? ¿El por qué de mi blog? Mi Pluma ha estado alimentándose todo este tiempo de vuestras lágrimas y vuestras sonrisas, de vuestros triunfos y vuestras horas más decadentes, de vuestras bondades y miserias, de vuestro amor, de vuestro odio, de vuestros sueños, de vuestros progenitores, de vuestros descendientes, de vuestros vómitos... Incluso hoy continúa nutriéndose de las flores mustias que os llevaron un día al cementerio. Mi Pluma ha terminado por devorar vuestras almas. Por eso, en contraprestación, si he tomado mis palabras de vosotros justo es devolverlas ya a su origen. Y sin que medie ningún precio en ello: una perfecta simbiosis.
A lo largo de todos estos años he intentado bucear por el relato breve, el ensayo, la poesía, el cuento, el teatro corto... Incluso ahora, desde hace unos dos años, intento desarrollar una novela en la que sé que acabará aflorando, sin premeditación alguna, lo más intimo de mí mismo. Espero terminar de parirla definitivamente algún día para ofrecérosla en este blog. Pero ya sabéis que los alumbramientos de primeriza son a veces largos y complicados, aunque a la larga resulten partos de montes.
¿El por qué de un blog? ¿El por qué de mi blog? Mi Pluma ha estado alimentándose todo este tiempo de vuestras lágrimas y vuestras sonrisas, de vuestros triunfos y vuestras horas más decadentes, de vuestras bondades y miserias, de vuestro amor, de vuestro odio, de vuestros sueños, de vuestros progenitores, de vuestros descendientes, de vuestros vómitos... Incluso hoy continúa nutriéndose de las flores mustias que os llevaron un día al cementerio. Mi Pluma ha terminado por devorar vuestras almas. Por eso, en contraprestación, si he tomado mis palabras de vosotros justo es devolverlas ya a su origen. Y sin que medie ningún precio en ello: una perfecta simbiosis.