El Monstruo Del Armario (EMDA I)

 

 


 Cada anochecer, antes de irse a la cama, el niño dejaba una galleta cerca de su Armario. No lo hacía por temor, sino por agradecimiento. Desde el primer día en que El Monstruo llegó a su vida, los gritos de sus padres se fueron apagando cuando caía la noche. Él nunca se preguntó el por qué de aquel cambio. Lo cierto es que, al despertarse cada mañana, encontraba los restos de la galleta mordida... y el silencio permanecía intacto.