Le compraron al bebé un cochecito de lujo, todoterreno. Pero él seguía prefiriendo la espalda rota de papá, y los brazos sudados de mamá.
(aquellas que nos dijimos, antes del último adiós...)
Le compraron al bebé un cochecito de lujo, todoterreno. Pero él seguía prefiriendo la espalda rota de papá, y los brazos sudados de mamá.
No hay comentarios:
Publicar un comentario