El Encuentro Bajo El Muérdago

 

 

Llevaban mucho tiempo evitando los silencios, disfrazando el deseo bajo bromas en la cafetería de la universidad, entre apuntes compartidos. Aquella noche de Navidad, el salón estaba copado por la gente y el ruido, pero ellas gravitaban en una órbita aparte, conscientes de que la distancia se acortaba con cada brindis forzado. Al final, casi sin buscarlo, el azar las detuvo justo bajo el marco de la puerta, donde un ramillete de muérdago colgaba como una amenaza... o una promesa.

Se miraron con el miedo de quien está a punto de romper algo valioso para construir algo mejor. No hubo frases de película, solo el calor de los veintidós años y una urgencia que ya no cabía en el pecho. Fue un beso lento, sosegado, que sabía a alivio por todo el tiempo perdido. A su alrededor, el mundo siguió celebrando, pero ellas por fin habían llegado a casa. 

 

 


 ¡Que Tengáis Una Muy feliz Nochebuena!

¡Un Beso Insolente!