Estaba tan concentrado ensayando y repitiendo las frases, que ayer me tragué una mosca, justo antes de mi alocución navideña. El pánico de que volviera a salir en directo me obligó a soltar el discurso más corto de la historia: "Ciudadanos: estamos vivos, que ya es algo. Coman. Beban. La vida es corta. Mañana será otro día. Ya está."
