Foto: NADIe
Se te ha caido la sonrisa
de papel.
¡Oh, mi ingenua diosa!
Y se te ha visto la verdadera:
aquella que siempre ocultaste
ante mis ojos.
Cayó, al fin,
esa carnavalesca máscara
de infinitas muecas absurdas.
Y se te vio la otra sonrisa,
descuidada de las caricias
de la vida: de mis caricias.
Se te ha helado la sonrisa
eterna, Piedra, y se ha roto
en mil estúpidas sonrisas,
que no volverán a sonreír
jamás
como lo hicieron antes.
de papel.
¡Oh, mi ingenua diosa!
Y se te ha visto la verdadera:
aquella que siempre ocultaste
ante mis ojos.
Cayó, al fin,
esa carnavalesca máscara
de infinitas muecas absurdas.
Y se te vio la otra sonrisa,
descuidada de las caricias
de la vida: de mis caricias.
Se te ha helado la sonrisa
eterna, Piedra, y se ha roto
en mil estúpidas sonrisas,
que no volverán a sonreír
jamás
como lo hicieron antes.
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